Estimados padres:

En estos momentos tan difíciles, creemos que, como educadores, es importante ofrecer una visión positiva y optimista del futuro a medio y largo plazo. La educación, por su naturaleza, tiene que ser progresiva, llevando a los alumnos de un estadio de desconocimiento hacia nuevas habilidades y nuevos modelos de aprendizaje; de saber poco sobre nosotros, hacia tener conciencia de uno mismo y empatía con los demás. Esta pandemia no ha creado este proceso, pero ha aumentado la necesidad de volver a evaluar el dónde, qué y cómo aprenden los alumnos y enseñan los profesores. La palabra “crisis” significa en chino tanto “peligro” como “oportunidad”. Conocemos los riesgos y debemos seguir protegiéndonos, pero también debemos aprovechar las oportunidades que nos brindan.

Estudios recientes hacen hincapié en la necesidad de distanciarse de la idea estática de aprender en las aulas de los colegios cambiándolo por un aprendizaje más flexible y abierto (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OECD). Las aulas tienen un rol principal en la educación pero necesitan ser transformadas en espacios de aprendizaje flexibles, re-estructurados y rediseñados. Los profesores seguirán teniendo un gran impacto en el aprendizaje de los niños pero no por hablar a los niños sentados delante de ellos en filas. Los espacios de aprendizaje en nuestro colegio ofrecen múltiples medios y recursos. Es aquí donde las nuevas tecnologías crean posibilidades extraordinarias para que los alumnos consigan esos conocimientos y ese entendimiento de manera rápida e independiente. Más que nunca, los profesores pueden ser los guías, los formadores e instructores y la tecnología permite a todos ser participantes, utilizando y posibilitando sus múltiples tipos de inteligencia y el ser más autónomos. Todos aprendemos de manera diferente y tenemos nuestras habilidades y deficiencias particulares, por lo que la enseñanza debe ser variada e inclusiva.

Otros espacios de aprendizaje en el colegio, por ejemplo, los centros de recursos, aulas de especialidades, instalaciones deportivas y teatro deben ser aprovechados al máximo, así como los externos al colegio, especialmente los hogares de los niños. La tecnología ha evolucionado ampliamente ofreciendo la oportunidad de aprender en casa y mantener una interacción entre la casa y el colegio. En estos momentos, debemos explorar esta esfera de aprendizaje, por ejemplo, con “flipped learning”, libros de texto digitales, proyectos online, presentaciones virtuales en grupo y nuevos lazos entre alumnos y profesores.

La mayoría de los estudios, investigaciones y opiniones coinciden en combinar lo tradicional y lo moderno, los conocimientos básicos con temario interdisciplinar, como por ejemplo la sostenibilidad y la globalización, así como con mayor énfasis en las habilidades de razonamiento y comunicación, resolución de problemas, adaptación, el espíritu emprendedor y la creatividad. La Universidad de Melbourne distingue entre los diferentes tipos de habilidades clave: formas de pensar, formas de trabajar, herramientas de trabajo (como ICT e “information literacy”), y las habilidades para la vida en el mundo moderno (ciudadanía, vida y carrera, responsabilidad personal y social). En el centro de todo esto está el concepto de valores fundamentales, que son determinados por cada colegio, pero siempre subrayan el respeto y la amabilidad, la integridad, la equidad y la honestidad. Desde su comienzo, Richmond Park School ha dejado claros sus valores, el tipo y rango de aprendizaje que ofrece, y su determinación para ayudar a los alumnos a mantener la idea de “aprender para el futuro, aprendiendo del pasado”.

Hemos hecho un comienzo prometedor en todas estas áreas: la extensión de nuestra programación a través de temas de todo el curriculum (por ejemplo nuestras unidades o ”topics”) e iniciativas co-curriculares (como la sostenibilidad y la comunicación y las habilidades de pensamiento) y el aprendizaje en colegio-hogar. Queda aún una gran cantidad por aprender y por poner en práctica de forma efectiva, pero nuestro personal docente tiene las habilidades, la ambición y la actitud para mantener e incluso acelerar el progreso de todos. Necesitamos seguir aprendiendo y explorando nuevas ideas, soluciones y enfoques diferentes. En nuestro colegio, los alumnos, los profesores y las familias mantendrán conversaciones y discusiones, siempre evitando las respuestas rápidas. Como “No, no me gusta esa idea” utilizando en cambio un “Si, eso es interesante, démosle una vuelta”.

Debe haber una evolución continua en los siguientes puntos: los cambios sobre lo que los alumnos han aprendido y donde demandan qué debemos regenerar, qué enfoques sobre el aprendizaje debemos adaptar y al mismo tiempo mantenernos al día y ser innovadores. Los alumnos deben seguir alcanzando altos niveles en literatura, matemáticas, ciencias y el resto de materias del curriculum, pero las formas en las que aprenden deben cambiar para reflejar la nueva realidad. En inglés, por ejemplo, los cuatro elementos fundamentales deben tomar las riendas en esta situación tan diferente: leer sigue siendo fundamental, pero los niños también necesitan analizar textos online, saber cómo verificar evidencias en Wikipedia y asegurar hechos y juicios, saber qué textos son fidedignos y cuáles no. Deben aprender a escribir en distintos modos, escuchar y utilizar su voz en una serie de contextos y colaborar con otros con mayor frecuencia. 

Como ya hemos dicho, las nuevas tecnologías tienen un papel más importante en el aprendizaje de este siglo XXI.  Las tecnologías digitales pueden ayudar a personalizar el aprendizaje, fomentar el trabajo en equipo y las colaboraciones, así como aumentar las oportunidades y modos de aprender. El uso de tecnología interactiva en reuniones, los alumnos pueden alcanzar mayor independencia y responsabilidad personal. Estas nuevas tecnologías, el entorno y los recursos pueden incrementar la motivación, estimular la creatividad y ayudar a desarrollar altos niveles de habilidad.

En resumen, la educación debe moverse en varias direcciones, siempre mirando hacia atrás pero con los ojos puestos en el presente y en el futuro. Debemos afrontar los peligros y sobreponernos a ellos, pero debemos también concentrarnos en las nuevas oportunidades. Como escribió Horacio, el gran poeta romano, ”Carpe diem”. Sí, debemos “Aprovechar el día”.